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EL AMOR COMPAÑERO:

La amistad como acompañante de vida. 

 

Ana Pomar, Margarita Romero, y Marcos Galindo.

 

En años recientes se ha cuestionado el ideal del amor romántico y se han observado desde otras ópticas las relaciones afectivas. En ese sentido, la reflexión que proponemos esta semana versa sobre las nuevas formas de construir nuestras relaciones. En especial no pensar en relaciones de poder, sino en relaciones en las cuales el amor se vuelve un instrumento recíproco: amigo, en una palabra, compañero.

¿Cuántas veces no pasó por nuestra mente: “yo, te recibo a ti, como mi espos@ y me entrego a ti. Prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida…”?

Muchos de nosotros en algún momento hemos soñado con pronunciar esas palabras, y es que, aunque el matrimonio no es una meta que todos compartan, lo cierto es que todos en algún instante de la vida hemos buscado tener una pareja estable puesto que, durante décadas, tener una pareja sólida fue considerado una muestra de fortaleza emocional, física, de prosperidad, de realización personal e, inclusive, de bonanza económica.

Pero las verdaderas preguntas serían: ¿qué buscamos en una pareja? ¿qué esperamos del otro?, ¿qué aportamos a nuestras relaciones para con los otros? ¿cómo se forma una relación estable en la cual podamos crecer en conjunto? ¿realmente estoy preparado para forjar lazos interpersonales con alguien más?

Así, pues, partamos del precepto de que la cultura nos impone de facto el que seamos seres sociales, en donde establecer relaciones interpersonales con los demás es un paso fundamental para desarrollarnos como individuos, nos han hecho creer que somos seres incompletos y es por ello que necesitamos a otra persona que nos complemente para poder certificar nuestro valor como seres humanos. Partiendo de este razonamiento, es común creer que se debe basar una relación en la capacidad que tiene la otra persona para hacernos sentir “amados”, dejando de lado que toda relación es un aporte mutuo en donde dos personas contribuyen para alimentarse el alma, respetando la individualidad del otro.

No obstante, es menester subrayar que cada uno de nosotros, como entes con particularidades, requiere trabajar consigo mismo sobre los proyectos propios, los miedos, las fobias, las filias, hacer un acto de contrición para auto-conocerse y entender lo que nos es propio, lo que no toleraríamos, lo que no cederíamos, lo que planeamos a futuro y lo que somos. Para que, de tal suerte, tengamos un panorama bastante claro de las relaciones que queremos y que podemos forjar.

Cabe destacar que la idea del amor compañero supone no pensar en la otra persona como el complemento o la salvación, sino como una persona que es compañera de viaje. Un compañero o compañera dentro de las relaciones amorosas se constituiría como ese ideal de acuerdo con nuestros anhelos y experiencias, y no como un ideal genérico e inalcanzable. Se parte de la idea del amor propio y sumar experiencias de vida, es decir, de una vida en conjunto. Un amor en el cual ninguna persona es superior y/o inferior en la relación.

La compañera o compañero será, como la definición misma lo indica, quien acompaña o tiene la misma suerte que la otra persona. En ese sentido, la amistad es un ejemplo de amor compañero, aunque no el único. Sin embargo, la amistad entraña complejos importantes en nuestra decisiones y formas de vida. Así, la amistad de la infancia, con aquellos que fueron nuestros cómplices de juegos, es diferente de la amistad adolescente y a la adulta. Suponen cambios en nuestros ciclos de vida, pero también cambios de ideas, preferencias y cosmovisiones que muchas veces nos alejan de esos cariños entrañables. 

Por otro lado, se presenta el amor compañero como una relación sexo-afectiva entre iguales. Seres humanos que poseen la necesidad de sentirse amados y correspondidos de igual forma. Este tipo de relación supone un compromiso diferente y al mismo tiempo sencillo. Pues, no lo impulsa la necesidad de querer cumplir un ideal social autoimpuesto, ni subsanar las carencias personales, sino una decisión de querer estar con la otra persona. El amor compañero es un acto voluntario y desinteresado, el cual supone sólo compartir las experiencias de vida, anhelos, sueños, miedos, éxitos y fracasos con esa persona o personas que consideramos iguales, y amores que nos acompañaran en la vida sean amigos o sean parejas.

La individualidad de la otra persona también es un tema de suma importancia cuando se establece una relación, puesto que todos, en algún momento, hemos sentido celos de la persona a la que amamos, y hasta cierto se puede considerar un sentimiento normal dentro de una relación, sin embargo, lo cierto es que somos seres libres y es esencial entender que no somos dueños de la otra persona, ya que ella tiene el derecho de establecer relaciones familiares y de amistad con quien decida. En ese orden de ideas, es pieza fundamental la confianza que se tiene para con el otro, pues, tratar de controlar a la otra persona es una muestra de posesión que sólo dinamita cualquier futuro prometedor para la continuidad, puesto que ello no sólo se delimita al control de las relaciones interpersonales, también se ejerce violencia cuando tratamos de controlar tiempos, gustos, metas, planes de vida, sueños, anhelos, esperanzas y creencias con el fin de que su vida y sus decisiones giren en torno a nosotros.

Vale la pena analizar porqué los matrimonios en épocas pasadas duraban tantas décadas o por toda la vida, y porqué en la actualidad es más difícil encontrar una pareja estable, y mucho más difícil conservar una relación duradera. Quizá podamos asumir que en la actualidad estamos más conscientes de la violencia en las relaciones, ya no la normalizamos como en tiempos pasados, también podemos asumir que el amor propio y las metas personales se han puesto como prioridad en nuestras vidas, de tal forma que la soltería ya no la tomamos como un tabú o como un estigma social, y ahora la valoramos como una condición de autodescubrimiento y una oportunidad para conocer a la(s) persona(s) adecuada(s) que compaginen en tiempo e intereses con nosotros.

Siempre se debe tener en cuenta que el amor es un acto noble cimentado en la solidaridad, la empatía, el entendimiento, la protección, la complicidad, el respeto, la amistad, la libertad y la unión. Es plural, es un placer, es una celebración de la vida, es aprendizaje, es energía, es lealtad, es confianza, es paz, es consuelo, es generosidad, es cooperación, es igualdad, es amor. Es dejar de estar enclaustrados en nosotros mismos, desprendernos del egoísmo, despojarnos de quienes ahogan todo a su paso con violencia y empezar a compartir experiencias de vida con quienes nos ven sonreír, porque la persona que hace crecer el corazón es quien debería de tener el bien más apreciado que tenemos: nuestro tiempo de vida.





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