“En ese momento quien probaba mi
existencia eran Pinky y las cartas de
Gilbert”
Grace en Memorias de un Caracol,
2024.
Nanacatzin Romero
A partir de Memorias de un caracol (2024) pienso
cómo pruebo mi existencia o mejor ¿quiénes prueban que existo? Estas preguntas
muy existencialistas parecen poco novedosas, aunque sabemos que la novedad es
añeja, así que, entonces, estas preguntas pueden serlo, pero no importa si son
o no son novedosas, lo que importa es como las respondemos hoy. Sin duda cuando
hablamos de existencia se aparecen dos referentes “universales”, bueno hoy digo
dos referentes occidentales, colonialistas —y no porque su intención fuera esa,
que bueno si tenían un poquito ansias de poder—, estos son Descartés (sí
Descartés y no Decart) y Chaquespiare (y no Shakespeare, igual como lo lean está
bien).
Aunque honestamente el que viene a mi mente es Descartés
y toda su crisis filosófica para concluir con la máxima “pienso, luego existo”
como prueba irrefutable de su existencia. Y saben, yo le creí, por muchos,
muchos años, me aferré a mi racionalismo colonial con uñas y dientes lo defendí
y me falló como todos los hombres, o quizá, no me falló, solo que esa máxima
“pienso, luego existo” fue solo para él y el mundo trato de universalizarla.
Hoy pienso porque nadie lo cuestiono, que sí que lo cuestionaron, pero durante
literalmente siglos nos siguieron enseñando su pensamiento, lo defienden y uno
sale con esa máxima casi tatuada en el alma. Pero vamos hay que ser empáticos,
así que sintiendo un poco de empatía me cuestiono ¿Por qué Descartés desconfió
tanto de sus sentidos? ¿Tenía tanto miedo a sentir, por qué? Sabemos que estaba
en una crisis existencial, por eso ¿mejor no sentir? ¿se puede sentir tanto que
es mejor no sentir? ¿Descartés sería autista? ¿estaría deprimido? ¿esa frase lo
salvó, le sirvió? Son interrogantes desde la empatía, de las que no sabre las
respuestas y quizá no importen, pero lo que sí importa es mi pregunta inicial
¿quiénes prueban que existo?
Diré que mis hermanas, mis sobrinas, amigas, amigos,
incluso mi padre probaría mi existencia —aunque seguro le ha pesado un montón
mi existencia—, todos probarían que existo. Entonces, no son mis sentidos, ni mi
pensamiento, sino los otros quienes prueban mi existencia, vaya resulta que, si
era colonialista e individualista Descartés, pues en sus reflexiones nunca
incluyo a otro similar a él.
Esto de las dudas existenciales me recuerda mi época de
bachillerato, donde por cierto me empezaron a tatuar el “pienso, luego existo”.
En ese momento convencíamos a una amiga de que no existíamos y éramos
alucinaciones, claro todo en juego. Ahora pienso ¿será que Descartés tuvo
amigos como nosotros y por eso no se confiaba de los sentidos? (que malos
amigos tenía Descartés y fuimos). Bueno no sabré que amigos tenía Descartés,
pero oigan sí existo no duden de los sentidos ¿Y las pruebas? Serán quienes me
conocen, pero también quienes me sienten, me imaginan. Y es que los sentidos
son más que algo errado son equívocos por su multiplicidad de explicaciones y
sensaciones entre diferentes personas.
Entonces sentir va más allá de nuestros cinco sentidos,
se construyen de a poco en imágenes, recuerdos, caricias al alma. Si para este
punto sientes confusión, que esto se produjo con drogas fuertes (no fue así) o
te hace cuestionar los sentidos y lo racional, entonces, me estás sintiendo y
probarías mi existencia, aunque incluso leas esto y yo ya no exista. Así como
cuando alguien muere o desaparece y lo seguimos sintiendo, aunque ya no este,
todavía existe. Podemos seguir buscando aun cuando sus cuerpos desaparecen,
aunque no están, pero existen y existirán mientras los sigamos sintiendo, así es
como los otros son tan importantes para nuestra existencia, que incluso el
pensamiento de Descartés existe porque hay una otra que le creyó, lo imagino,
lo pensó y sintió. Así como tú estás sintiendo este texto y mi existencia.
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