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EN BÚSQUEDA DEL IDEAL DE AMOR:


¿Dónde está mi príncipe azul? ¿En dónde encuentro a mi princesa? 

 

Ana Pomar, Margarita Romero, y Marcos Galindo.

 

En estos días y en las semanas siguientes estaremos invadidos de mensajes, imágenes, audios, películas, pensamientos y un gran etcétera de temas con relación en el amor romántico. En ese sentido, resulta pertinente preguntarnos sobre ese ideal del “príncipe azul” y de las historias de “princesas” rescatadas que, si bien se han cuestionado en demasía, se sigue albergando ese anhelo de lograr el “felices para siempre”.

A lo largo de nuestras vidas se nos ha dicho o mostrado el curso que debemos seguir para lograr una “vida realizada”. Es decir, idealizamos desde ser un alumno destacado, un prometedor profesionista, hasta encontrar a la pareja perfecta para formar una familia. Estos estigmas y estereotipos, impuestos desde una perspectiva judeocristiana heteronormada con una fuerte carga moral, han sido tatuados en nuestras mentes de tal modo que creemos que hay un límite en nuestras existencias para encontrar a esa persona perfecta, y que si no la encontramos habremos fallado e, inevitablemente, seremos infelices.

Y es que en muchos sentidos el entorno social se construye en ese ideal de pareja. En esas historias donde el amor triunfa cuando se casan y las batallas se libran juntos, en pareja. Sin embargo, pese a que el sistema social se construye altamente binario, hoy se empieza a cuestionar desde la diversidad sexual, las elecciones personales y los cambiantes ciclos de vida donde se comienza a desdibujar el ideal de pareja. ¿Las personas poliamorosas no tienen derecho a expresar su propia definición de amor? ¿Dónde entrarían las personas que conscientemente han decidido permanecer solteras por ser asexuales o por proyectos personales de vida? ¿Tenemos que continuar con el monopolio de la definición de amor, y renegar de las múltiples formas de expresión que tiene el amor?

Pese a estos cuestionamientos, todavía se tiene arraigada la idea de que el “príncipe azul” es el encargado de resolver los dilemas y problemas de las mujeres. No obstante, esas construcciones sociales sólo contribuyen a estereotipar y construir roles de género muy marcados, violentos y contrapuestos que cada vez se alejan más de la realidad.

Por este motivo, mucha gente toma gran parte de su vida en enfocarse a encontrar a esa persona que sea “complemento”, pero nunca nos enfocamos en encontrar esa felicidad por nosotros en solitario. Empero, ¿qué pasa cuando tenemos un ritmo diferente o cuando los proyectos de vida colisionan? ¿Encontrar el amor también dependerá de nuestro género y de lo que socialmente es considerado “correcto” a partir de un modelo heteronormativo? Porque si hablamos de género, socialmente para los hombres no existen límites de edad para encontrar el amor, mientras que, para las mujeres, estar soltera después de los 30 significa cargar con un estigma de “solterona", “quedada" o que se tiene algún “problema”, lo cual le impide “sentar cabeza”.

Debido a ello, hoy cuestionamos ese amor romántico e idealista, donde hay una persona que salva y otra que se deja salvar. No obstante, se continúa considerando de manera onírica al amor romántico, como si tuviéramos la obligación de enamorarnos y fuere una necesidad innata. Pese a esa idea, cabe pensar que somos seres amorosos, que necesitamos expresar nuestro amor y sentirnos amados. Por ende, ello no significa que enamorarnos en el sentido romántico sea innato al ser humano. Las personas no estamos obligadas a enamorarnos y mucho menos a buscar a ese “príncipe azul” o a esa “princesa” que busca ser conquistada. Tampoco las personas estamos obligadas a ser “felices para siempre”. En cambio, podemos buscar opciones en las cuales vivir nuestra existencia con una pareja sea una elección y no un dictado social que sólo se sigue reproduciendo sin cuestionarse.

El amor más difícil no es el amor de pareja, es el amor propio, y en estas fechas de San Valentín solemos enfocarnos sólo en el amor de pareja, dejando de lado que el amor propio es el primero en el que debemos enfocarnos, que no existe un límite de tiempo para enamorarnos, y que lo principal es enamorarnos de nosotros mismo. De esa forma, cuando llegue(n) la(s) persona(s) correcta(s), no será para llenar nuestros vacíos emocionales, será para crear una comunidad de vida y compartir un todo. El amor es crecer como personas en lo individual y en unión, no es complemento. Nadie necesita de alguien para ser pleno.


Comentarios

  1. Me encanta la reflexión que hacen al final, tan cierta y tan poco practicada.

    El amor propio primero, para después encontrar el modelo de amor que encaje más con nuestra ideología, sentimientos y pasiones en la vida.

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    Respuestas
    1. Hola Gabbs Muchas Gracias por leernos . Sin duda el amor es la suma de nuestras individualidades y tal como lo dices encontrar y construir un modelo de amor. Esperamos seguir contando con tus lecturas y comentarios.

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