Nanacatzin Romero
Tristeza heredada que camina conmigo
como una condena ajena con la que vivo
sin saber que yo construyo la llave que me ha de liberar.
Miedos, inseguridades, anclajes de dolor
a veces, con gusto, me los amarro
y a veces me los quiero liberar.
Tristeza heredada que camina conmigo
yo no soy mi padre, ni mi madre
sus cadenas no son las mías
aunque me las quieran heredar.
No quiero sus tristezas heredadas,
ni sus vicios ni sus fantasmas.
Tristeza heredada que camina conmigo
hoy quiero decirte adiós
no quiero más esa tristeza
no quiero más a esa sombra.
dimito de mi herencia.
Adiós tristeza heredada
me alejo de tu condena
en busca de mi esperanza.
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